martes, 3 de marzo de 2009

Las camas

Antonio recuerda que, cuando era joven, vivían en una casa pequeña de tres habitaciones sus padres y los cinco hijos: dos chicos y tres chicas, y que dormían juntos, él con su hermano, sus dos hermanas mayores en otra cama y la pequeña en la cuna en la habitación de sus padres, hasta que la hija mayor se casó y pasó a dormir con la otra hermana.

Había familias que vivían aún más apretados, hasta cuatro, dos en la cabecera y otros dos en los pies, en una cama grande. Y no había conflictos entre hermanos más allá de los habituales. Pero como no había otra opción se aceptaba con total normalidad.
Hoy Antonio comprueba cómo los hermanos ya no soportan por supuesto compartir cama, ni siquiera habitación a pesar de las posibilidades que ofrece la vida de hoy.
El colchón podía ser de hojas de mazorcas de maíz, que había que cambiar cada uno o cada dos años, y que tenía cada palo que se clavaba en la espalda y hacía renegar de la vida; pero como el sueño y el cansancio eran grandes, rápidamente olvidaban los inconvenientes. Luego llegaron los colchones de borra, que era como una lana falsa de restos de tejidos con los que se fabricaba la ropa. Las mejores camas tenían lana auténtica que había que varear todos los años para hacerla más esponjosa.

Más tarde llegaría el invento de la goma espuma: los primeros colchones estaban rellenos de trozos, excedentes de las fábricas de planchas de goma espuma y ya, el sumum del placer fue la llegada a casa de una auténtica plancha de goma espuma sin arrugas, que permitía hacer la cama rápidamente, no tenía gorullos y hacía unas camas "preciosas".

2 comentarios:

sanlinares dijo...

Recuerdas cuando nosotras tres compartiamos la misma habitación? La mayor con la mas pequeña en la misma cama. Recuerdo aquella cama con la esponja picada, en la que pasabas un calor axfisiante en verano.

Juana G. Linares dijo...

Biennnn, por fin te animas a comentar. Espero que este sea solo el principio y tú también vayas colgando tus fotos y tus recuerdos